
Por Jorge Velasco
Llegué a Porto Alegre pensando en otra cosa. Ubicado en el Centro Histórico de la ciudad salí a media tarde a caminar con unos colegas, en unos minutos llegamos a la Plaza 15 de Noviembre y nos metimos en el pintoresco Mercado Público, que me hizo recordar el antiguo Abasto antes del Shopping; es el mercado de las especias y punto de encuentro de esta particular ciudad, que me hizo pensar una reflexión de Vitor Ramil, que este es otro Brasil. Continuamos caminando hasta la Plaza de Alfandega, donde se encuentra el Museo de Arte de Río Grande do Sul, que no contaba con su muestra habitual, ya que presentaba una exposición de arte contemporáneo. Volvimos para tomar la Rua dos Andradas donde compré algunos discos recién editados, y seguimos rumbo al Estuario do Guaiba. Ya se hacía de noche y yo me sentía un poco inseguro (una sensación), pero mis acompañantes, mas valientes que yo, insistieron así que yo me encomendé frente a la impresionante Igreja Nossa Senhora das Dores; y así arribamos a la Av. Presidente Joao Goulart y en pleno crepúsculo se alzaba la imponente Usina del Gasómetro iluminada su entrada por una gigantografía con la leyenda “Viva Elis” y fotos de la inolvidable.
Cruzamos la avenida e ingresamos a esta antigua planta de gas, hoy reconvertida en un museo de tres plantas que funciona como Centro Cultural con una superficie de 18.000 m², con sala de exposiciones, biblioteca y cine. En la planta baja, un laberinto de paneles que relataban en fotos la vida de Elis, decenas de equipos individuales de audio-video con toda su discografía, vestidos usados por la artista a lo largo de su carrera y por último una pequeña sala también en laberinto que dada la hora disfrutamos a solas de un original video con los momentos, frases y canciones emblemáticas con un final a capella de Fascinación, esa maravillosa canción de moda de los 50s, a raíz de formar parte de la banda de sonido de Amor en la Tarde, film de 1957 del gran Billy Wilder con Audrey Hepburn, Gary Cooper y Maurice Chevalier, que si mal no recuerdo era cantada por Connie Francis. Así salí canturreando fascinado y preguntando a las chicas del museo a que se debía esta muestra, y allí además de darme un sticker de recuerdo me informaron que se conmemoraban los treinta años de la muerte de la cantante, una de las mas importantes, no solo de Brasil, sino de ese rico conjunto de voces populares imprescindibles que van de Edith Piaf a Mercedes Sosa, o de Ella Fitzgerald a Violeta Parra. Elis tiene lugar en ese paraíso, que siempre imagino, de todas las voces y del inmenso tesoro de la música de los pueblos.
Nacida en la capital gaucha el 17 de marzo de 1945, con apenas 20 años se hace cargo en Rio de Janeiro, del programa de TV que es el testimonio de la edad de oro de la M.P.B. (Música Popular Brasileña). Escribe Caetano Veloso en su notable libro Verdad Tropical “… con Elis el drama y los grandes gestos volvían a la M.P.B. a través de la televisión” “… Tenía una voz limpia y brillante y su seguridad en términos musicales era impresionante”. En ese programa actuó junto Dorival Caymmi, Baden Powell, Jair Rodrigues, Elsa Soares, Rosinha da Valença, Wilson Simonal, Hermeto Pascoal y el Zimbo Trío, entre tantos. Preservo como una joya los tres CDs de No Fino da Bossa, que así se titulaba el programa. Que por otra parte fue punto de partida para los jóvenes talentosos que hoy son los grandes de la música brasileña, el nombrado Caetano, Chico Buarque, Milton Nascimento, y el futuro ministro de cultura Gilberto Gil, que como cuenta la propia Elis, este magnífico autor y cantante, pudo dejar su trabajo de vender jabones para mantener a su familia y empezar a ser quien es. Así también fue beneficiado por la curiosidad, generosidad y visión de Elis, un jovencísimo Edu Lobo que quedó consagrado por la impactante versión de Arrastrao que realizó la cantante.
Dentro de la compleja discografia de Elis, de los cuales unos diez llevan el mismo titulo: Elis. Pero claro entre ellos se encuentran Falso Brillante, Essa Mulher y por supuesto la joya de la corona Elis y Tom.
Pequeña, bella y temperamental, su apodo más conocido: Pimentinha, lo dice todo.
Cualquiera puede consultar su biografía. Yo solo quiero destacar que su voz apasionada es la antítesis del susurro suave de la bossa. Verla nos produce la contradicción, de una actitud expansiva y risueña, con un costado oscuro y dramático que la convierte en una versión latina de Billie Holiday.
“Cantar es como un sacerdocio”; “La música es mi brazo, mi motor, mi combustible y soledad”; “Entre la espada y la pared, me lanzo hacia la espada”. Son sus frases. El 19 de enero de 1982 a los 36 años, en San Pablo, se lanzó hacia la espada.
Mientras escribo esta nota en nuestro país el sello Warner tuvo la delicadeza este treinta aniversario, y editó cinco discos de la ultima fase de Elis. Así contamos con Elis Regina: Um Dia, doble CD que reúne dos shows, uno por la tarde y otro por la noche del 20 de julio de 1979 en Montreux, una de los primeras incursiones no tradicionales, que luego se convertiría en una característica de este afamado festival de jazz, cuenta el disco con un bonus notable junto a Hermeto Pascoal en piano. Otro álbum doble es de 1980 “Saudade do Brasil”, que rescata un show en el mítico Caneçao de Rio. Se suma “Elis Vive” también en vivo en el Palacio Anhembi de San Pablo en 1979. La reedición de un clásico ya mencionado “Elis, essa mulher”, y por último una recopilación “Elis Por Ela”. Todos un autentico acto reparatorio para este mito de la canción a secas.
Hoy nos quedan dos hijas de Elis, una biológica que tuvo con el/su pianista y arreglista César Camargo Mariano, la ascendente María Rita; y su otra hija, geográfica, la talentosa Adriana Calcanhotto, que nos deslumbró con su “Vamos comer Caetano” haciendo ritmo con un plato y un cuchillo (daban ganas de alcanzarle un tenedor) y otras tantas hijas, las grandes cantantes de hoy.
Los dejo escuchando ese himno que es Aguas de Marzo, que según “La Voz” Frank Sinatra: “Es lo mas cercano a la perfección”.
Para aquellos suscriptos a Spotify, una buena selección de la música de Elis:






Deja un comentario